A los músculos se les echa la culpa del dolor muy a menudo, se suelen escuchar cosas como que se contracturan, se anudan o se montan. Realmente lo que notas debajo de tu piel cuando tocas una zona del cuerpo en la que sientes dolor, son un montón de músculos, tendones y fascias que se cruzan o se superponen, pero no se contracturan.
Los músculos se contraen y se relajan gracias a la acción del sistema nervioso y la utilización de los recursos energéticos del organismo, con el objetivo de generar el movimiento de las articulaciones. De forma natural, cuando mantenemos una postura o nos movemos, las fibras musculares se van relevando entre ellas, de esta forma evitamos la fatiga y la aparición de dolor.
Los músculos poseen muchos sensores, eso hace que sea difícil que se lesionen. Posee estructuras neuronales que se encargan de protegerlo cuando está trabajando. Si se produce un estiramiento brusco del músculo, los husos neuro-musculares se contraen para evitar su rotura. Cuando existe una tensión de contracción excesiva, en la unión con el tendón, el órgano tendinoso de Golgi, genera una respuesta neuronal refleja que inhibe la contracción, relajándolo. Por lo tanto, el músculo está protegido por las neuronas.
Ciertamente se pueden lesionar por una compresión, un desgarro o un estiramiento excesivo, pero los dolores musculares que encontramos en consulta la mayoría de las veces, no corresponden a una lesión,
¿Qué otra cosa podía generar una amenaza para el músculo? La acidez en el tejido.
El movimiento es muy importante para que el organismo tenga una buena irrigación sanguínea. La falta de movimiento lleva a que, en tus músculos y articulaciones, se produzca una acumulación de deshechos del metabolismo generando un ambiente ácido que estimule la apertura de los sensores químicos. Si tu cerebro llega a la conclusión de que tus músculos están en peligro, y que deberías hacer algo al respecto, entonces sentirás dolor. La solución es moverse, cualquier tipo de movimiento y cuanto más espontáneo mejor. Si cuando te levantas por la mañana o después de un rato de estar sentado/a sientes dolor, pero cuando te mueves un poco, mejora, es que estás en esta situación. La hidratación y una alimentación saludable también serán estrategias que mejorarán esta situación de acidez en los tejidos.
De forma contraria, si exigimos a nuestros músculos una carga de trabajo a la que no están adaptados, también puede aparecer dolor o molestias. Esa molestia nos permite saber que la actividad que estamos desempeñando pone al músculo en una situación de esfuerzo y nos pone un límite. Este límite se puede ir entrenado y hacer que los músculos se adapten, permitiendo generar más trabajo sin problemas, es decir, sin dolor.
Silvia García Aguilera
Fisioterapeuta