Las reformes en defensa de los derechos de los animales que viene para quedarse
En los últimos meses, nuestros legisladores han escuchado el sentir mayoritario de la ciudadanía que les reclama una normativa actualizada que proteja los derechos de los animales, que se establezcan mecanismos para un control ético y responsable, y fruto de esta reivindicación se han presentado propuestas de diversa índole, pero con un denominador común, la protección de los animales como una seña de identidad de una sociedad avanzada, moderna, que empatiza con el sufrimiento de los animales y exigir a las instituciones públicas, un trato responsable y ético hacia los animales.
Así, el pasado 22 de septiembre de se prohibió la caza del lobo en todo el país, prohibición basada en el Informe de evaluación del Comité Científico emitido en el 2020, donde se acredita la elevada tasa de mortalidad no natural que estaba soportando la especie. Sin duda, un paso muy importante para garantizar la biodiversidad como valor a preservar por encima de intereses particulares o económicos.
Por otro lado, el pasado 2 de diciembre se ha aprobado en el Congreso de los Diputados, tras una tramitación larga y varios intentos frustrados, la reforma del Código civil español que provee a los animales de un estatuto jurídico propio, pasando de tener la consideración de cosas muebles semimovientes, a ser seres dotados de sensibilidad, cuyo bienestar junto con el de las personas con las que conviven, debe ser tenido en cuenta. Una reforma que reconoce y protege el vínculo afectivo que existe entre las personas y los animales, por encima de la titularidad formal. Esta nueva reforma, trae aspectos muy importantes a tener en cuenta no sólo el destino de los animales en los casos de separaciones y divorcios, sino que también regula aspectos muy importantes de la compraventa de animales, reconoce el derecho de los propietarios a ser indemnizados por el daño moral en caso de la muerte del animal.
Otra novedad muy importante afecta al derecho sucesorio, toda vez que se incluyen disposiciones para garantizar el cuidado del animal en las diferentes situaciones que se pudieran dar con los herederos del causalmente o la ausencia de los mismos. Y otra de las grandes novedades que introduce la reforma atiende al concepto de violencia vicaria, como aquella violencia que se practica dentro del ámbito doméstico, hacia los animales o los menores para dañar a terceros. Por lo que en los casos que existan antecedentes por maltrato animal como forma de violencia o maltrato dentro del ámbito familiar, se establecerán determinadas limitaciones a la guardia y custodia de menores.
Finalmente es obligado destacar, que el pasado 6 de octubre se presentó el Anteproyecto de Ley de Protección y Derechos de los Animales, un proyecto de ley estatal para establecer un marco común superando la disparidad de criterios que se establecen en las 17 leyes autonómicas existentes actualmente en materia de protección y bienestar de los animales. Se trata de un proyecto muy ambicioso, que establece medidas muy radicales pero imprescindibles y necesarias para poder luchar contra el maltrato y el abandono de animales. Este anteproyecto reconoce por primera vez las colonias felinas y los santuarios de animales y se establecen medidas solicitadas por el sector animalista como la esterilización obligatoria o la prohibición de la cría de animales entre particulares, entre otras muchísimas acertadas medidas. En la actualidad, el Ministerio de Agricultura ha bloqueado la tramitación de este anteproyecto debido a las presiones que el sector cazador está ejerciendo, ya que por primera vez, ven peligrar los anacrónicos privilegios de los que gozan y disfrutan hasta ahora.
En definitiva, estas reformas ponen en evidencia que el sentir mayoritario de nuestra sociedad reclama una mayor protección para los animales. Reclama también medidas encaminadas a erradicar el maltrato y el abandono de los animales y exige una mayor implicación a todas las instituciones públicas para superar los viejos argumentos usados para justificar lo injustificable.
Lola García
Derecho&Animales