¿Qué nos pasa con la tristeza?, ¿nos muerde?, ¿nos ataca? En esta nueva era de la new age, de tanto positivismo, a veces nos olvidamos de otras emociones consideradas negativas como “la tristeza”.
Cuando algún familiar, amigo o alguien cercano está pasando por un estado de tristeza por un motivo X, acostumbramos a decir frases como “no pasa nada”, “todo pasa por algo”, “anímate que la vida son dos días”, en este caso decirle eso a una persona que está totalmente derrumbada es una confrontación en toda regla. Creo que lo más sano ahí es “no hacer nada” y “aportar mucho”.
¿Y a qué me refiero con eso? Pues a acompañar a la persona, simplemente estar. Escucharla, abrazarla, que se sienta sostenida. Pero claro, el problema a veces está en que, si no me aguanto ni yo, ¿cómo voy a aguantar al otro? Y la tristeza de los demás nos genera incomodidad.
Entonces si soy incapaz de estar con mi tristeza, no podré estar con el otro cuando esté triste. Yo invito a que se tome consciencia de que es lo que me está generando ver al otro triste, porque al final estará diciendo más de mí que del otro.
La tristeza es una emoción que la han tachado de negativa por eso normalmente la negamos, y tanto la nuestra como la de los demás nos genera incomodidad. Cuando aparezca, creo que es importante respirar y dejarla que se exprese. El darse cuenta de ello es el primer paso para un gran cambio. ¡La tristeza puede llegar a ser una gran maestra!
Montse Martínez, terapeuta Gestalt
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