Confusión, decepción o inquietud bien podrían ser términos a los que podríamos referirnos si hablásemos de quienes deberían devolvernos sensaciones como ánimos, esperanza o ilusión…
Son muchos los días que vivimos instalados en una clara tendencia a no entender nada de aquello que se nos dice por los medios de comunicación, de no visualizar tras esas comparecencias un horizonte optimista y diferente que no sea el de un largo, triste y oscuro invierno que se nos viene por delante.
Mi sensación tras el primer confinamiento es que el “toque de queda” se queda corto y que esta segunda ola del virus bien parece una época de asombrosas contradicciones a diferencia de unos meses atrás…
De “Este virus lo paramos unidos” hemos pasado a delegar responsabilidades a las autonomías y perdonen, pero este punto (me tiene preocupado). De “Los niños son los que más contagian” a dejar como última opción el cierre de las escuelas. De junio cuando saltaron varias fases en 24 horas y nos decían “Qué bien nos portamos con vosotros que os dejamos salir”, a “Que mal habéis llevado lo de las reuniones sociales los últimos meses y por culpa vuestra os volvemos a confinar”. De que quien te dice hace meses que lavarse las manos y usar la mascarilla es un acto de responsabilidad, a aparecer al lado de un amable octogenario argentino, ¡de nombre Francisco!, sin usarla ni respetar la distancia de seguridad.
Y si hablamos del teletrabajo, ¿obligado? En dos horas puedes pasar de obligación a recomendación y viceversa gracias a departamentos de comunicación que ni se entienden, ¡ni comunican! Yo mientras tanto ya me he descargado la App de “Bus simulator” por si me toca hacerlo desde casa…
Otra muy buena es que los que negaban la existencia del virus haciendo quedadas en barrios de algunas ciudades aprovechan ahora el Congreso para regañar a quienes te decían “quédate en casa y no te reúnas que nosotros vamos a una entrega de premios y ya tal…”.
Por no hablar de la conexión catalana-rusa, pero yo ésto no me lo creeré hasta que no vea coches cargados con más vodka y menos papel higiénico para el próximo confinamiento…
¡Ahora en serio! Llegados a este punto, cada día lo tengo más claro, además me ha llegado nuevamente la inspiración en “modo parrafada” y ojalá que no y esté equivocado en mis sensaciones de estos días, pero no descarten que sea sinónimo de que estamos bien jodidos…
Lejos de ser un mensaje crítico, más bien es compartir aquí “el día de la marmota” en la que se está convirtiendo la gestión globalizada de esta pandemia, con el deseo de aguantar el poco humor que va quedando y de paso soltar algo de mala leche que nos empieza a sobrar. Quizá lo que no sobra sea el hecho de seguir siendo responsables y tener algo de fe. Salud i cuídense, cuideu-vos.
Sergi Foguet Mestre