Esta semana, una perlita más de un dúo que realiza coberturas “periodístiques” en modo audiovisual en Olesa. A partir de la libertad de expresión en un contexto democrático, el periodismo, el mejor oficio del mundo según García Márquez debería ser ejercido con responsabilidad, rigor y ética, aquí, allá y en todas partes. Pero parece que no todos lo entienden así.
En estos tiempos de la inmediatez, tenemos que detenernos cuando la (des) información va tan de prisa y sobre todo cuando una noticia puede generar un daño a personas, entidades y/o instituciones, a veces irreversible, y sus productores no parecen darse cuenta de ello. O sí.
Las palabras son una de las materias primas del periodismo; forman frases y párrafos, y ellas, significan una cosa u otra, dependiendo el contexto, el énfasis y el orden que le demos, todo esto sujeto a la interpretación y a la lectura que el receptor haga. No es lo mismo decir que un equipo perdió en casa, a decir que el rival ganó de visitante. Entonces hay que tener mucho cuidado y ser muy responsables, una vez más, a la hora de soltar una noticia al universo de las redes sociales.
No hay una verdad única en ningún acontecimiento y la objetividad periodística fue y sigue siendo tema de debate constante. Pero de allí a, a ser fundamentalistas de la tergiversación y especialistas en la desinformación, hay un gran camino. ¿Cuál es el sentido de vincular a una figura pública, como el alcalde en este caso, con un delito? Sin dudas, esta noticia genera morbo, curiosidad, visualizaciones, pero la gente no es tonta; se ha dado cuenta del juego de estos irresponsables creadores de contenido basura y ha reaccionado a favor de una información contrastable y seria. Cuando se busca, mediante una noticia, tener unos minutos de fama o quizás buscar la monetarización por las vistas, hay que tener en cuenta, sobre todo, los perjuicios que pueden ocasionar en los protagonistas del relato que se publica.
No todo vale, ni en el periodismo, ni en cualquier actividad. Hoy le tocó al alcalde, mañana… ¿quién sabe? Estos desinformadores inmaduros, sin apenas formación académica especializada, intentan rectificar, pero su soberbia les nubla la vista y no se bajan del burro. Náufragos en las cloacales aguas de la falta de rigor periodístico, huérfanos de cualquier manual de deontología, desenfrenados buscadores de éxitos instantáneos, cuidado, que todo tiene un precio. La humanidad que no os proporciona el chat gpt, la podríais utilizar a la hora de redactar una noticia. Como se dice en el argot del periodismo deportivo “no embárreis la cancha”: no confundáis a los receptores de vuestro mensaje, intentar trabajar en éste, el mejor oficio del mundo, de la mejor manera. Es sólo una sugerencia. Salut!
Fer