Diario de una yonki emocional

El pasado 21 de enero mi primo Fran Grima Aguilera, olesano de toda la vida, jugó un partido de fútbol contra el Barça. Primero de todo voy a confesarme: ¡Primo no vi el partidooooo! Lo sientoooo.

Realmente no entiendo de fútbol así que no a voy opinar de lo que pasara o dejara de pasar. Pero la verdad es que se creó mucha polémica en varios periódicos y sobretodo en las redes sociales. Pude leer comentarios hacía él de felicitaciones y gran apoyo e incluso otros muy negativos y de crítica. Y esto me ha llevado a reflexionar.

Hoy en día tenemos muchas herramientas y es muy sencillo convertirse en un personaje público. Y esto creo que puede llegar a ser beneficioso, pero a la vez muy peligroso. Como todo en esta vida hay que estar preparados para lo bueno y para lo malo. Hay que tener algo claro: ¡No le vamos a gustar a todo el mundo, lo siento pero no!

Igual que no todos vestimos de la misma manera ni llevamos el mismo peinado. A veces cuando vemos a alguien que nos gusta cómo va vestido pensamos: ¡Que molón! pero en otras ocasiones decimos: Madre del amor hermoso, ¿cómo sale este personaje así de su casa?.          (O debo ser la única que tiene pensamientos impuros… jajaja). Es imposible que a todos nos agrade lo mismo, sino que aburrida sería la vida.

El caso es que todo sentimiento o sensación que podamos despertar en el otro debido a como actuemos siempre tiene que ver más con el otro que con nosotros mismos. Porque detrás de cada individuo hay una historia de vida y una personalidad que nos impulsa.

Antes he nombrado que puede ser beneficioso, y es así, porque hoy en día llegamos a lugares y a personas en muy poco tiempo y todo esto gracias a la rapidez en la que corre la información podemos utilizarlo como un marketing gratuito.

Peligroso también porque si dependemos del reconocimiento externo y somos incapaces de sostener la crítica pues tenemos “un problema”. Para ser un personaje público o que simplemente decidas exponerte creo que es importante tener una base firme. Basada en autoestima, seguridad y fortaleza. Poder creer con firmeza quien eres, cómo eres y lo que quieres transmitir. Para que cuando venga el reconocimiento no te subas a la parra, que cuando venga una lluvia de comentarios los puedas sobrellevar y para que cuando aparezcan huracanes de críticas no te dejes desmontar. O simplemente si quieres vivir una vida más liviana y libre de sufrir por lo que opinen. De boquilla muchas veces decimos: “No me importa lo que piensen de mí”. Aunque internamente nos cae como una patada en el culo.

Si este es un tema que te trae dolores de cabeza creo que es importante hacer un trabajo interno individual, para poder vivir en libertad. Así que antes de nada yo me preguntaría: ¿Estoy preparado a todo eso? ¿Cedo mi poder a lo que opinen los demás?

Regresando al apunte de mi primo, si algo he aprendido es que todo esfuerzo al final trae una recompensa. Cuando éramos “más jóvenes que ahora” recuerdo muchas noches que él se iba a dormir porque tenía partido al día siguiente y una servidora y otros amigos nos quedábamos de ruta por Olesa hasta cerrar todos los bares. Así que por mi parte opino que es digno de admirar.

Y me quedo con una frase de Salvador Dalí, que a mi parecer sintetiza muy bien el tema expuesto: “El termómetro del éxito no es más que la envidia de los descontentos”

 

Montse Martínez

Terapeuta Gestalt

Tel: 653 266 099

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