Vivimos en unos tiempos donde parece ser que el lema o la consigna de actuación en relación con el prójimo (sea cual sea el medio con el que este se identifique: individualmente, grupo, partido, etcétera), es el ataque directo con el objetivo de desprestigiarlo, humillarlo, derrotarlo o cualquier palabra que pueda ser sinónimo de Yo/Nosotros somos los que lo hacemos mejor y de que soy/somos poseedores de la verdad absoluta e incuestionable.
Con franqueza, ya empezamos a estar cansados de tanta discusión inútil que sólo pretende imponer las ideas de aquellos que, por un motivo u otro, creen tener en su poder esa verdad absoluta (y digo empezamos en plural, porque existen pruebas evidentes de que no es solo un individuo, en este caso yo, el que se encuentra en este estado).
En la última edición del 08640 (Desembre 2023-Gener 2024) podemos encontrar ejemplos de ello, sin ir más lejos. En esa edición hay un cruce de acusaciones entre PSC y el Bloc Olesà en relación con temas diversos. Mañana será ERC y Junts o vete a saber si habrá más partidos o grupos implicados. Es igual, todo vale para decir: “Yo lo hago mejor que tú” o “Lo has hecho fatal”. Sólo vemos lo negativo, no vemos nada positivo cuando hablamos del contrario (la misma palabra ya se autodefine. ¿Por qué no lo definimos de otra forma más amigable, más favorable? ¿Qué tal si los vemos como colaboradores que, como nosotros, buscan el bien común para todos? Sólo importa el poder.
En la prensa nacional y en la actividad parlamentaria se produce lo mismo. Cada uno de ellos defiende sus ideas hasta el final, sin importarles las consecuencias que ello pueda tener (violencia, descontrol, desobediencia a normas básicas de convivencia, etcétera). Según cada actor, se ha llegado a un límite que no puede ser traspasado.
A todos esos representantes “teóricos” del pueblo les diría, para empezar, tres cosas:
- Como dijo Jesucristo cuando le solicitaron que diera su opinión sobre la lapidación de una mujer adultera, siguiendo la ley de Moisés a lo cual contesté esa frase que todos sabemos y si no aquí la repito: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Ante la que todos se fueron marchando porque no había ninguno que fuera totalmente puro y libre de pecado. Esto va para todos aquellos, o sea para todos sin excepción, que siempre se creen que ellos son perfectos y que, además, tienen el derecho de poder criticar a cualquiera que no sea como ellos. Nadie está libre de errores y/o cambios de opinión. No hace falta que empiece a detallar hechos que están al alcance de todos. Si se busca objetivamente, se encontrarán muchísimos ejemplos de ellos.
- Me gustaría que las personas reflexionasen sobre la siguiente cita (la comento en base a lo que recuerdo): “Cuando discutimos por las ideas nos olvidamos de las personas”. No recuerdo a quien pertenece, pero para mí dice algo muy importante. Defendemos tanto los modelos de gobierno y de hacer las cosas que, en la mayoría de los casos, nos olvidamos de las personas a las que van destinadas. Sé que muchas personas no estarán de acuerdo con lo que acabo de decir. Muchos dicen que su idea primaria es el bienestar de las personas. La pregunta clave es: ¿Cuántas personas se benefician? ¿La inmensa mayoría, muchas, algunas, pocas? Soy consciente de que no se puede contentar a todo el mundo. Que cada uno reflexione de forma honesta y encuentre su respuesta.
- En relación con la anterior: ¿Por qué no se dedican a poner en práctica aquellas ideas que beneficien al mayor número de personas y, en consecuencia, perjudiquen al menor número de personas de la población, estado, etcétera, con independencia de quien venga la idea (¿sea éste un grupo, un partido o un individuo? ¿Por qué no intentamos cubrir primero las necesidades más importantes de las personas en vez de discutir sobre temas que, en algunos casos, están más enfocados sobre modelos de estado (algo que, en la famosa pirámide de Maslow, está más arriba del primer peldaño)?
Si no tenemos una base firme (personas con vivienda, trabajo y servicios dignos), no existe estabilidad ya que los individuos no se sienten representados, llegando a votar a lo menos malo, ni obligados a cumplir sus obligaciones de solidaridad con la sociedad ya que está es corrupta y/o defensora de intereses para beneficio particular. Ya sé que muchos dirán que todo lo expuesto es utopía, sólo quisiera hacer la observación de que volar, llegar a la luna, y otros avances conseguidos, también, en su momento, eran utopías, pero hoy ya son realidades.
Quiero añadir que no me considero un anti-sistema. Cualquier sistema siempre tiene un cierto orden (hasta aquello que se considera el caos, si no me equivoco). Acabo diciendo lo que se decía en programa cómico, después de que el presentador acabara el programa con un monólogo: “Reflexionemos sobre todo esto” y añado: “Empecemos a actuar para que la utopía se convierta en realidad, sea cual sea nuestra situación”. Un último apunte lo he redactado en castellano para que me entiendan el mayor número de personas, sean del país o no. La ventaja de saber varios idiomas es que nos permite comunicarnos con un mayor número de seres, un hecho que deberíamos tener en cuenta todo el mundo, sin excepciones.
Jesús Moreno Garrido