Llevo días que me viene a la cabeza una anécdota que me explicó mi hermano. Y es que estaban en las fiestas del pueblo y a un chico que llevaba un “colocón” considerable, le ofrecieron un pimiento del padrón y sin pensarlo con su borrachera se lo trago. ¿cuál fue su sorpresa? Pues eso mismo, que venía con sorpresa. Dijo: ¡Coño, estos pimientos pican como demonios!
Y cada vez que lo recuerdan se mean de la risa. Imagino que fue más el ver su reacción y la cara que puso. Por aquí es difícil imaginarlo. Pero me gusta poner este ejemplo porque vamos borrachos por la vida y así es como cada dos por tres nos pica el demonio.
Cuando vivimos en piloto automático, borrachos de amor insano, borrachos de obligaciones, borrachos de redes sociales, borrachos de estrés, borrachos de dramas…, todo aquello que se apodera de nuestra conciencia nos emborracha. Y es aquí cuando caemos en la tentación. Y es que el demonio/neura/ego se disfraza de “pimiento” y de lo que haga falta. Y cuanto más ebrios y embotados vivimos más puntos tenemos de que maneje nuestra vida.
¿Y tú vas borracho por la vida?, ¿te pica a menudo o lo ves a leguas cuando viene? Yo confieso que si me alejo mucho de la humildad pillo empacho de “pimientos”.
Montse Martínez
Terapeuta experta en codependencia
y dependencia emocional