Quiero reconocer, inicialmente, que todo lo que escribo a continuación surge del sentimiento de impotencia y desesperación ante la catástrofe que ha creado la DANA en Valencia y otras zonas de España. Pero no por ello, creo que lo que digo no contenga verdades a gritos que, por motivos particulares de cada uno, se ignoran o buscan ser ignoradas por una pelota, motos, coches, un videojuego, la reunión televisiva de tertulianos que comentan las vergüenzas de otros, y cualquier otro tipo de diversión y desviación de la atención a lo que realmente requiere nuestra atención.
No quiero excluirme de ninguno de ellos ya que, como dijo Jesucristo, “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, aunque visto lo que está sucediendo en el mundo, hasta el Dios en el que hemos creído algunos, durante mucho tiempo, no se libra de la culpabilidad tampoco. Podría arremeter contra él también, pero es mejor ocuparse de lo que podemos hacer por nosotros mismos.
¿Qué se puede extraer de todas estas desgracias? Muchas cosas; las siguientes son sólo una parte de ellas:
- Los poderes políticos no sirven para nada, mientras sólo se muevan por sus intereses particulares para conseguir el poder.
¿Cuándo aprenderán de una vez por todas que ya están en el poder, aunque no gobiernen como grupo? Están en unos centros (Congreso de los Diputados, Senado, Parlamentos Autonómicos, Ayuntamientos, etcétera) donde representan a todos aquellos que los han votado, que no constituye la totalidad del país, ya que hay quien, decepcionado, ya no vota.
Ninguno de ellos puede atribuirse el representar a la clase auténtica del país, comunidad, región o cualquiera que sea su división. Con ello se convertirían en imitadores de algún dictador alemán del siglo pasado, en su defensa de la raza aria, y otros tantos que circulan en este mundo, con las mismas pretensiones.
Todos juntos, si se centran en buscar el bien común, pueden aunar esfuerzos para conseguirlo. Ese es el principal objetivo con el que podrán seguir en el poder. Pueden encontrar buenas ideas, si se dedican a escuchar que no es igual a oír, venga de donde venga, siempre que aporte lo mejor para una gran mayoría de ciudadanos.
2) Ver como grupos sociales, muchos compuestos de jóvenes utilizan su tiempo para recoger donaciones de alimentos, algunos, y otros para viajar a la zona devastada y ayudar en las tareas de limpieza, ayudar a personas, reparto de alimentos y otras muchas necesidades. Otros que no tienen la energía de la juventud, aportando dinero, alimentos, artículos de higiene, agua, etcétera, ayudan a creer que “aún existe la esperanza de que tengamos un futuro mejor”.
Estos actos sí que son un “DANA beneficioso” que, con su acción hace crecer a un país en su totalidad. Quiero aprovechar para decir que el nivel que llega a experimentar la persona, en cuanto a sentir plenitud y paz en la vida, cuando se ayuda al que lo necesita, “de verdad”, no tiene sustituto, por mucho que se busque, en este mundo tan caótico.
Reflexionemos y aprendamos todos, de una vez y para siempre.
Jesús Moreno Garrido
