… creo que debemos humanizarnos. Gracias a Dios no he perdido ningún familiar por COVID así que en esta parte estoy agradecida. Por otro lado, no puedo evitar en fijarme en una pandemia que va más allá; una pandemia espiritual, que llevamos alejados desde hace mucho ya de lo que es la humanidad.
El otro día en el gimnasio unos chavales no tenían la mascarilla puesta y una de las mujeres se acercó a decirles que se la pusieran por favor, que estaban muy cerca, la respuesta de los chavales fue que les dejaran en paz y se fuera a limpiar. Y eso me da que pensar y más allá de entrar en lo que está bien o en lo que está mal, es ¿dónde está el valor de respetar?
Quizá la mujer actuó desde el miedo, en todo su derecho, y la reacción de los chavales fue desde el miedo igual, pero desde otro prisma. Acción reacción. Todos tenemos derecho a opinar (o eso quiero pensar) pero creo que es fundamental respetar. Porque vivimos mirando nuestro ombligo y se nos olvida que el de al lado también sufre y tiene sus debilidades. Cuando vamos por la vida gobernados por nuestra neura (máscara) ni nos estamos teniendo en cuenta a nosotros y menos tenemos en cuenta a los demás. No hay un encuentro real entre persones.
Y pongo este ejemplo por poner uno, pero no paramos de ver actos agresivos “egoicos” en todos los colectivos que confío que quizá es la manera de explotar para encaminarnos hacía una nueva humanidad: ya que está tan de moda la nueva normalidad yo confío en una nueva humanidad. En el parlamento podríamos empezar poniendo una sala de meditar… y así suma y sigue ja ja ja…
Cuando actuamos de manera impulsiva y reactiva las que hablan son nuestras heridas, aquello que ha hecho o dicho el otro me ha disparado algo interno y así vamos a modo piloto automático. Por eso yo intento no juzgar desde lo que está bien o lo que está mal porque como terapeuta miro siempre más allá: ¿qué es lo que le habrá hecho reaccionar?
Veo mucho sufrimiento en la humanidad y creo que aquí una solución empieza por un desarrollo personal y espiritual que empiece por trabajo individual y se refleje a nivel global, vamos, ¡que tenim feina!
Pero la tentación es caer en papeles de autoridad de querer imponer. Y a la vista está que cuando se trata de mandar no nos lleva a ningún lugar. Pero sí que es importante concienciar. Y para eso creo que lo primordial es predicar con el ejemplo. La consciencia impuesta es consciencia muerta. Es como si le digo a mi hijo que fumar es malo y yo estoy todo el día fumando como una carretera, hay incoherencia. Pues ahí quiero llegar, queremos respetarnos unos a otros: lo principal es respetarme yo a nivel individual, luego así podre respetar y directamente ya no permitiré que me dejen de respetar.
Y ahí viene lo que más cuesta ¿me estoy respetando yo a mí en que lo que siento, lo que pienso y lo que hago van de la mano? ¿Hay coherencia en mi vida? Me respeto, te respeto y nos respetamos.
Montse Martínez
Terapeuta experta en codependencia y dependencia emocional